La adolescente de 14 años abusada sexualmente el 1 de enero en un camping de la localidad balnearia de Miramar reconoció este martes como sus agresores a tres de los cinco detenidos, tras lo cual, los restantes dos fueron liberados, informaron fuentes judiciales.
De acuerdo a los voceros, la denunciante participó esta mañana de una rueda de reconocimiento fotográfico de los imputados Lucas Pitman (21), Roberto Costa (21), Juan Cruz Villalba (23), Tomás Jaime (23) y Emanuel Díaz (23), quienes se encuentran alojados desde hace 21 días en la Unidad Penal 44 de Batán.
Fuentes judiciales informaron que en esa diligencia, la adolescente señaló a Villalba, Pitman y Jaime como los autores del ataque sexual cometido durante los festejos del Año Nuevo en el camping «El Durazno» de Miramar.
Mientras que la chica no reconoció a Díaz ni a Costa, dijeron los informantes.
Ante esta situación, la fiscal Florencia Salas solicitó este mediodía al juez de Garantías Roberto Saúl Errandonea que ordene la libertad de esos dos jóvenes por considerar que no existen pruebas pendientes que puedan acreditar la participación de ambos en el hecho.
Las fuentes señalaron que el magistrado hizo lugar a dicho requerimiento, por lo que Díaz y Costa recuperaron esta tarde la libertad. Los mismos voceros señalaron que el juez les impuso ciertas condiciones de cumplimiento obligatorio como no acercarse a la víctima ni tener contacto con ella, mantener el domicilio que fijaron en la causa y no hacer declaraciones públicas.
Mientras tanto, en la fiscalía aguardan los resultados de los cotejos de ADN para resolver hasta el 30 de enero, inclusive, si pide la prisión preventiva de los otros tres acusados.
La semana pasada declaró como testigo el padre de la víctima luego de un pedido de los defensores de los imputados. El hombre brindó su testimonio durante cerca de dos horas en el octavo piso del edificio de los tribunales marplatense y aportó detalles sobre la situación en la que fue hallada su hija en las primeras horas del 1 de enero en el predio «El Durazno», situado en el kilómetro 1 de la ruta interbalnearia 11.
Una fuente cercana a la investigación dijo que «más allá de las precisiones aportadas en ese sentido, la declaración del padre no ofreció información que produzca modificaciones relevantes en la causa».
El hombre ya había brindado su testimonio en dos oportunidades en sede policial pero no había declarado aún ante la fiscal Salas.
Ese mismo día, la instructora judicial remitió a la Asesoría Pericial de La Plata, que depende de la Suprema Corte provincial, las muestras de sangre extraídas a los imputados para que sean cotejadas con el material genético hallado en el cuerpo y en la ropa de la menor.
En la asesoría platense también se llevaron a cabo los peritajes toxicológicos, mientras que las alcoholimétricas ya habían dado negativas, tanto en los imputados como en la víctima.
A su vez, la fiscalía ya recibió el informe del peritaje de los cuatro teléfonos secuestrados a los imputados realizado por los expertos del Cuerpo de Ayudantía Técnica a la Instrucción, que depende de la Fiscalía General marplatense.
Según la denuncia, el hecho investigado ocurrió la madrugada del 1 de enero, cuando la víctima estaba alojada junto con sus padres en un bungalow de «El Durazno», mientras que los cinco jóvenes habían acampado en una zona arbolada.
Tras el brindis de Año Nuevo, la madre de la adolescente advirtió su ausencia y comenzó a buscarla por el predio, hasta que la encontró en una carpa junto a los jóvenes.
Tras la denuncia, los sospechosos fueron detenidos y al día siguiente brindaron su versión de los hechos al ser indagados por la fiscal: dos de ellos dijeron haber tenido relaciones con la menor, aunque aseguraron que habían sido consentidas.
Por su parte, la víctima declaró en Cámara Gesell y a partir de su relato la fiscal sostuvo la acusación por «abuso sexual con acceso carnal».