Autoridades de la ciudad Bogotá, capital de Colombia, confirmaron la detonación de un coche bomba frente a la Escuela de Cadetes de Policía General Santander. La cifra de muertos confirmada subió a nueve y hay 54 personas heridas.
Testigos citados por la prensa local señalaron que un hombre llegó hasta el portón central de la escuela y aceleró el vehículo cuando guardias intentaron detenerlo para pasar por controles de seguridad.
Aunque una primera versión ubicaba en 5 la cifra de víctimas fatales, un posterior comunicado del Ministerio de Defensa -citado por la agencia DPA- elevó el número a 9 muertos.
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Las autoridades de Colombia identificaron con velocidad al autor del ataque como José Aldemar Rojas Rodríguez, pero en lo inmediato no aclararon si el hombre tenía vínculos conocidos con algunas organizaciones guerrilleras.
«Todos los colombianos rechazamos el terrorismo y estamos unidos para enfrentarlo. Colombia se entristece pero no se doblega ante la violencia», escribió en Twitter el presidente Iván Duque, quien al enterarse de la noticia canceló una reunión sobre seguridad en el noroeste del país y se dirigió hacia el escenario del atentado.
Allí informó que el autor del atentado estaba «plenamente identificado» y enseguida el fiscal general Néstor Humberto Martínez hizo público el nombre de Rojas Rodríguez, a quien fuentes oficiales dieron por muerto en el ataque.
«Tenemos la certeza de que en el curso de las próximas horas podremos dar mayor información para determinar quiénes son los autores intelectuales», indicó el fiscal Martínez.
El vehículo se estrelló contra una pared y se produjo una potente detonación. Una columna de humo podía verse desde varias cuadras, según fuentes de la Policía.
Pocos minutos antes había terminado una ceremonia de ascenso de brigadieres generales de la Policía, por lo que los investigadores no descartan que el ataque hubiera estado dirigido a los máximos oficiales de la institución.
Testigos e imágenes difundidas por miembros de la institución muestran los restos de un vehículo incinerado y un cuerpo calcinado.
Las víctimas fatales son estudiantes de la escuela, incluida una ecuatoriana, y agentes que perseguían a la camioneta, cargada con 80 kilogramos de pentolita, un explosivo de alto poder destructivo.
La zona está acordonada alrededor del barrio Villamayor, al sur de la capital, donde está ubicada la sede policial, y allí permanecen al menos tres dotaciones de bomberos.