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Con Vanthra

Fer Ruiz Diaz busca una pulsión más folclórica y psicodélica para sus canciones


Fernando Ruiz Diaz decidió darle un respiro a Catupecu Machu y volcó su eclecticismo y ansiedad en un nuevo proyecto, Vanthra, con el que acaba de editar su primer disco en el que se nota una pulsión folclórica y una lírica mucho más volada. 

Vanthra nació casi en paralelo a Catupecu con Charlie Noguera en bajo y teclados y el toque especial que le da Pape Fioravanti desde su bombo legüero y un Octapad, desde donde dispara momentos más digitales. 

Las 11 canciones que integran el CD llevan al oyente a una expedición por ríos, valles, montañas.  

El intenso recorrido del guerrero, las danzas tribales y esa sensación de lo distinto es lo primero que aflora al escuchar Vanthra.  

Además el trabajo viene acompañado por un DVD que muestra un concierto de Vanthra en pleno Valle de Uco, en las Bodegas mendocinas Monteviejo. 

Sobre esta nueva búsqueda musical, Ruiz Diaz charló con Télam: 

– Télam: ¿Cómo nace Vanthra? 

– Fernando Ruiz Díaz: Llamalo psicodelia, llamalo cuelgue instrumental o llamalo viaje.. Empezó conmigo sentado y pensando cómo hacer. Había cosas que me encontraba haciéndolas que no entraba ni loco en Catupecu porque estaba en otro lado. Catupecu más allá de que siempre fue libertad y todos los discos fueron muy eclécticos, incluso entre sí, quizás los aunaba un audio. Esto me imaginaba otra cosa, otro pulso. Estaba componiendo muchísimo también desde los teclados. Empecé haciendo un teclado, un charango alucinante que me habían regalado y un ukelele que me habían regalado los dos hermanos que fabrican los alfajores Cachafaz. Estaba con esos instrumentos y me había pegado muchísimo tocar, que no está acá todavía, una versión del tema que se llama Vanthra Lila con un tambor solar. Desde ahí me parte un poco todo eso. Venía con ese pulso, con una cuestión más tribal, más mántrica, más viajera. 

– T: ¿Qué estaba leyendo cuando empezaste? 

– F.R.D.: Me cuesta pensar en esos términos, porque en realidad estoy siempre escribiendo. Hay algo que siempre me acompañó que es escribir, entonces mi influencia es más que nada lo que estaba viviendo. Cuando empieza Vanthra yo estaba viviendo un cambio interno fuertísimo. Un cambio real. Muchas veces en el artista el cambio es «me cansé de esto entonces hago lo otro». Yo no, no me cansé de Catupecu, amo Catupecu y para mí está. No sé qué banda de Argentina duró todo el tiempo que duró Catupecu tocando, con el accidente de Gaby en el medio. Soda Stereo duró 15 años, pero en el medio igual hubo dos que pararon, nosotros no paramos nunca. Para mí viendo lo orgánico de todo esto es que está el músculo cansado y hay que parar. Pero Vanthra no es el producto de eso, me gusta aclararlo. Yo ya venía haciendo Vanthra dos o tres años antes de que pare esto. Entonces, en algunas cosas es medio complejo entender a Vanthra porque fue muy orgánico. Orgánico lo llamo al fluir. Eso sería lo normal en la humanidad, pero nosotros no estamos acostumbrados en Occidente a que las cosas sean el fluir natural. No es que yo paré y soy el artista que un día se vestía de negro y ahora como paré me voy a vestir de rojo. Si vos escuchás Vanthra tiene un pulso de todo esto que hablamos, pero soy yo. Yo no quiero ser otro, no estoy peleado con Fernando Ruiz Díaz. Lo amo, lo adoro, lo quiero y le agradezco que haya existido desde que tengo uso de razón. Amo a Catupecu, no estoy peleado con Catupecu, esto no es mi respuesta a Catupecu.