El primer Estudio de Seguimiento y Adherencia al Implante Subdérmico en Adolescentes y Jóvenes mostró que solo el 11,9% de la población objetivo optó por abandonar durante el primer año de uso a ese método destinado a prevenir embarazos no deseados en esa franja etaria, mientras que apenas un 1,2% lo hizo en el transcurso del segundo.
Además, una de cada mil adolescentes quedó embarazada, según datos del informe difundidos hoy por la Secretaría de Salud de la Nación.
La información surge del estudio realizado sobre 1.101 encuestadas que al momento de colocarse el implante del dispositivo provisto por la cartera sanitaria, en 2015, tenían entre 15 y 24 años.
Al dividir las franjas etarias, se observó que la tasa de retiro es menor entre mujeres entre 15 y 19 años (11%) que entre mujeres de 20 a 24 años (15%) lo que, para los autores del informe, destaca al implante como «una estrategia significativa en el diseño de una política de prevención de embarazos no intencionales en adolescentes».
En referencia a la historia previa de las adolescentes y jóvenes, el 12 por ciento de las que se retiraron el implante había tenido al menos un aborto, mientras que de las que continuaron con el método, ese porcentaje fue de 10,1.
Al analizar las conductas posteriores al retiro del implante, el informe arrojó que el 50,5 por ciento optó por el uso de anticonceptivos orales, el 24,8 por ciento por el uso de anticonceptivo inyectable mensual, y el 12,9 por ciento mencionó el preservativo.
El implante subdérmico es un dispositivo que se aplica debajo la piel con un mecanismo mínimamente invasivo que libera una hormona (progestágeno) en forma continua que impide la ovulación.
En Argentina, este método estuvo disponible para el sector privado desde 2014 y al año siguiente se incorporó a la denominada «canasta de métodos anticonceptivos» brindada por el sistema público de salud.
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