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Opina Silvia Carranza

Día Internacional de personas con discapacidad… aquí estamos


Por Silvia Carranza (*) Desde 1992, el 3 de diciembre de cada año celebramos el Día Internacional de las personas con discapacidad, según la decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas instalando «oficialmente» en la agenda mundial la temática en sí misma. En el año 2006, Argentina fue uno de los primeros países en adherirse a la Convención Internacional sobre los Derechos de las personas con discapacidad para cumplir con lo normado en relación a nuestros derechos, obligaciones y posibilidades. Lo sancionado hace 24 años tuvo una aplicación muy lenta pero constante para llegar al beneficiario directo. Hoy, nos encontramos con una realidad: el 10 por ciento de la sociedad argentina dice a gritos «Aquí estamos». Creemos en las oportunidades, en que las personas con discapacidad pueden acceder a una vida autónoma, a una educación de calidad, a un trabajo que dignifique, a un espacio de recreación y desarrollo personal, y al acceso de bienes y servicios. Para que ello se logre, desde las organizaciones de la sociedad civil, desde el Estado, las empresas y desde un todo, que somos todos, deberíamos trabajar para lograr, en primera instancia, un cambio actitudinal. No puede existir cambio alguno si nuestro intelecto no lo procesa, no pueden vencerse las barreras arquitectónicas si no vencemos primero las ideológicas que generan este cambio. ¿Cuál sería el camino a mi entender? Trabajar unidos y en equipo hacia la inclusión en pos de una sociedad más justa que reconozca al otro como persona, como parte de la diversidad y de la condición humana, como sujeto pleno que tiene derechos y deberes. El «aquí estamos» es aquello que necesita un trabajo artesanal que responda y otorgue identidad. Trabajar primero en colaborar a ser emponderando al otro, a sentirse persona en primer lugar. Segundo, al poder hacer, brindándole las herramientas para que puedan desarrollar sus potenciales físicos e intelectuales. Y por último, el crecer al estar frente a un ser pleno y en condiciones de vivir una vida independiente, digna y libre. La educación es el principal eje conductor en la vida de todas las personas, será el motor que nos conduzca a esta realidad. La idea es que el colectivo de las personas con algún tipo de discapacidad estén incluidas en el hacer diario. Solo mediante la educación, la formación que ella conlleva se logrará que nadie se quede afuera y todos seamos iguales de diferentes, son dos lemas a seguir respecto a la inclusión. Es mi deseo que este 3 diciembre enarbolemos juntos la bandera de la inclusión y que se refleje en sus colores celeste y blanco, bien alto, una reflexión: «Que el lugar de nacimiento de una persona no marque el lugar que ocupe en la vida», que el aquí estamos refleje los sueños cumplidos y la alegría de poder vivir a diario en paz y libres. Que todo ello invada nuestras vidas, cada día y no solo un 3 de diciembre. (*) Presidenta de Cilsa ONG por la inclusión.]]>