El señalado como jefe de la narcobanda «Los Monos», Ariel Máximo «Guille» Cantero, quedó al borde del juicio oral en una causa en la que está imputado por organizar un secuestro extorsivo desde la cárcel y que por error tuvo como víctima al hijo de un carnicero al que le pidieron «dos kilos de asado» de rescate, informaron este viernes fuentes judiciales.
La sala B de la Cámara Federal de Rosario confirmó el procesamiento de Cantero (30) y también la falta de mérito para otro imputado en el caso, Nahuel Esteban Fernández (26), a quien le encontraron un arsenal en su casa cuando fue allanada.
Un hermano de Fernández, apodado «Parásito», estuvo prófugo como autor material del secuestro hasta el 17 de abril último, cuando fue acribillado a tiros en un triple crimen nunca esclarecido ocurrido en el Gran Rosario.
El secuestro con fines extorsivos que investiga el fiscal federal Federico Reynares Solari se produjo el 9 de septiembre del año pasado alrededor de las 19.30.
Según la investigación, esa tarde dos personas armadas levantaron a Franco Ezequiel Rodríguez (28) de la esquina de bulevar Seguí y Espinillo, en el sur de Rosario, donde el joven charlaba con amigos. Luego, lo subieron encapuchado a un auto y lo llevaron a un galpón, según las escuchas de la causa y el testimonio de la víctima.
Pero en ese lugar los captores advirtieron el error: el secuestrado no era a quien buscaban, porque el que tenían delante de ellos carecía del lunar que poseía la víctima.
«Es otro, nada que ver este, amigo», le dijo a las 19.53 de ese día Ezequiel «Parásito» Fernández a su interlocutor telefónico, que según la investigación era «Guille» Cantero, quien por entonces cumplía prisión preventiva en la cárcel santafesina de Coronda.
«Ante ello, Cantero le preguntó si tenían la fotografía de la persona que querían secuestrar, a lo que Fernández le respondió que sí, que era parecido, pero que su documento de identidad acusaba otro nombre», dice la resolución.
De las escuchas se desprende que Cantero respondió: «Uh, y bueno, llevátelo igual, llevátelo igual, esperamos un rato a ver qué dice».
Luego, Cantero le preguntó a Fernández el nombre de la víctima, a lo que ésta respondió «Rodríguez, Franco», y agregó que había dicho que trabajaba en una metalúrgica, que jugaba a la pelota y que su padre era carnicero, «tras lo cual concluyeron que se habían confundido de persona», señala el documento.
En ese momento, Cantero le dijo a Rodríguez que su padre les «pasara un par de kilos de asado» y finalmente la víctima fue liberada esa noche en bulevar Seguí y Avenida de Circunvalación.
El 8 de septiembre, la jornada anterior al secuestro, los investigadores interceptaron las conversaciones entre Cantero y «Parásito» Fernández en las que hablan de obtener «un par de gambas largas» y de pedir como rescate «por lo menos tres palos, para que vayan bajando…». Incluso, preveían que el familiar de la persona a la que pretendían secuestrar iba a ponerse duro en la negociación.
«Olvidate que va a llorar, va a decir no tengo, que esto… de última… yo pago pero, firmame esto, esto y sabés vos», registraron las escuchas.
En su escrito de apelación, los defensores de «Guille» Cantero indicaron que «no se han configurado los requisitos típicos del secuestro extorsivo, ya que se evidencia la privación de la libertad de la víctima, pero que en ningún momento surge acreditado por ningún medio probatorio la pretensión de sacar rescate».
Sin embargo, los jueces de la Cámara Federal resolvieron que para configurar el delito basta la intención de reclamar el rescate, y que la obtención de éste sólo modifica la escala de la pena por el secuestro.
Cantero fue condenado en abril último a 22 años de prisión por homicidio y como organizador de una asociación ilícita destinada a cometer múltiples delitos.
Este octubre fue imputado como instigador de siete balaceras a domicilios de magistrados y edificios judiciales, que habría ordenado desde la cárcel, al igual que el fallido secuestro.
La semana próxima, en tanto, se leerá la sentencia en un juicio oral que lo tiene como presunto jefe de una banda narco que también conducía desde el presidio.