Opinión por Santiago Ceron
De más está decir que la situación en Newell’s es crítica. Las arcas vacías del club devienen en constantes deudas con los trabajadores y jugadores, la dirigencia dividida papelonea en AFA, las operaciones son manejadas por un juez y, como consecuencia directa de todo estos factores, el presente futbolístico es pésimo.
Sería erróneo decir que todo esto sucedió en los 20 meses de gestión Bermúdez, el club ya estaba en una complicada situación económica cuando la nueva dirigencia tomó el mando y muchas preguntas han quedado sin responder tras la gestión Llorente-Ricobelli. Pero lo cierto es que la cúpula actual, en vez de revertir el complicado momento institucional, lo empeoró drásticamente.
Parece ser que la única manera de generar ingresos que se ha encontrado en los últimos dos años es vender a todos los jugadores posibles. A las salidas de los ídolos Scocco, Formica y Maxi Rodríguez se les sumaron las ventas de juveniles con proyección, como Escobar, Valenzuela, Castro por poco dinero… El problema es que si uno no genera nuevos talentos, el material para exportar se termina ¿Qué va a pasar cuando el Parque se quede sin chicos para regalar? ¿De dónde saldrá el dinero para pagar los sueldos de los empleados?
Mirar hacia lo deportivo es ver un espejo que refleja la crisis institucional. Un plantel diezmado, conducido por un técnico con un presente tan inestable como pobre. La falta de autocrítica sólo empeora las cosas y enoja aún más al hincha, al cual se le está terminando la paciencia. El ciclo de Llop parece más que terminado, otro aspecto en común con Bermúdez.
El momento de que los socios se hagan escuchar está llegando, si no es que ya está golpeando la puerta. El rumbo leproso debe enderezarse si no quiere sufrir duras consecuencias, o al menos peores que las que ya esta atravesando. En todos los rincones del fútbol argentino se escucha decir que “el club es de los hinchas”, es momento de que en el Parque Independencia se demuestre.
Todo indica que Newell’s está a la deriva en una endeble balsa, y esa balsa tiene cada vez más agujeros por donde se filtran los problemas. ¿Podrán los socios tomar el timón y sacar a flote al club? ¿O las deudas lo hundirán dejando una única opción de barajar y dar de nuevo?