Los gases de efecto invernadero, una de las principales causas del calentamiento global, alcanzaron niveles récord de concentración en la atmósfera en 2017, informó este jueves la ONU, que urgió a actuar para invertir esta tendencia.
«Los datos científicos son inequívocos. Si no se reducen rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero, y en particular de CO2 [dióxido de carbono], los cambios climáticos tendrán consecuencias irreversibles y cada vez más destructoras para la vida en la Tierra», declaró Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
«El periodo propicio para actuar está a punto de acabarse», advirtió, pocos días antes de la COP 24 sobre el clima, que se celebrará en diciembre en la ciudad polaca de Katowice.
Durante esta cumbre, la comunidad internacional tiene que finalizar el Acuerdo de París para alcanzar el objetivo de limitar el calentamiento climático a menos de 2°C, o 1,5°C, respecto a la era preindustrial. El acuerdo insta a los países a revisar al alza sus compromisos, que por ahora llevan a un calentamiento por encima de los 3°C.
«La tendencia es preocupante. Hay una diferencia entre la ambición y la realidad», reconoció el profesor Pavel Kabat, director del Departamento de Investigación de la OMM, en una rueda de prensa.
Según esta agencia de la ONU, las concentraciones en la atmósfera de dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), tres gases de efecto invernadero, volvieron a aumentar el año pasado para establecer «nuevos récords» a escala global.
Y «nada indica una inversión de esta tendencia, que sin embargo es el factor determinante del cambio climático, de la elevación del nivel del mar, de la acidificación de los océanos y de un aumento del número y de la intensificación de los fenómenos meteorológicos extremos», señala la OMM.
No hay «varita mágica»
Los gases de efecto invernadero captan una parte de la radiación solar que atraviesa la atmósfera, que de este modo se calienta. Este fenómeno aumentó un 41% desde 1990. Y el CO2 es de lejos el principal responsable de este calentamiento.
«El CO2 persiste durante siglos en la atmósfera y todavía más tiempo en el océano. No tenemos una varita mágica para hacer desaparecer la totalidad de este excedente de CO2 atmosférico», explicó la secretaria general adjunta de la OMM, Elena Manaenkova.
Su concentración en la atmósfera alcanzó 405,5 partes por millón (ppm) en 2017, un alza de 2,2 ppm inferior a la registrada en 2016 (+3,2 ppm), periodo durante el cual se observó un potente episodio de El Niño, que causó sequías en regiones tropicales y redujo la capacidad de los bosques y la vegetación para absorber el CO2.
«La última vez que la Tierra conoció un nivel de CO2 comparable fue hace entre 3 y 5 millones de años: la temperatura era de 2 a 3°C más elevada y el nivel del agua era superior en 10 a 20 metros respecto al nivel actual», precisó Taalas.
El metano, que figura en segundo lugar entre los gases de efecto invernadero más resistentes, alcanzó un nuevo récord en 2017, representando 257% del nivel de la era preindustrial.
Los expertos también observaron el año pasado un recrudecimiento «inesperado» de un poderoso gas de efecto invernadero que daña la capa de ozono, el CFC-11 (triclorofluorometano), cuya producción se rige por un acuerdo internacional.
Las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera dependen de las cantidades emitidas pero también de las complejas interacciones que se producen entre la atmósfera, la biósfera, la litósfera, la criósfera y los océanos.
El océano absorbe actualmente cerca de un cuarto de las emisiones totales y la biósfera el otro cuarto.