El ex fiscal de Ejecución Penal Oscar Hermelo, denunciado por violaciones a los derechos humanos cometidas en la ex ESMA, apareció muerto de un tiro en la cabeza.
Hermelo se encontraba dentro de un auto Toyota Corolla negro, estacionado y con el motor en marcha en Costanera Norte.
Ocupaba el asiento del conductor y sobre su regazo, personal de la Policía de la Ciudad encontró un arma, elemento sobre el que las autoridades se basan para analizar la hipótesis de un suicidio.
En el asiento del acompañante hallaron documentación que acredita la identidad de Hermelo.
En tanto, el fiscal José Campagnoli, quien quedó a cargo del caso, ordenó una autopsia.
El abogado hacía casi una década que había dejado su puesto de fiscal de Ejecución Penal de la Ciudad de Buenos Aires, cuestionado por denuncias de organismos de derechos humanos que lo vinculaban con el funcionamiento del centro clandestino de detención de la ESMA durante la última dictadura.
Sin embargo, su situación en la investigación sobre los hechos que ocurrieron en ese centro clandestino había recibido falta de mérito.
El represor Adolfo Scilingo lo mencionó en su libro Por siempre nunca más, publicado en 1996, como «un estudiante de abogacía y empleado de Tribunales» que «con el tiempo» se transformó en su «mano derecha y hombre de total confianza» dentro de la ESMA.
De acuerdo a ese testimonio, su rol era cuidar de los bienes que se retenían a los secuestrados.
En 2009, el juez federal Sergio Torres lo procesó por tormentos seguidos de muerte y privación ilegal de la libertad, sin prisión preventiva.
Pero en julio de 2010, la Sala II de la Cámara Federal le dictó la falta de mérito.