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"Invento Argentino"

11 de octubre: se celebra el Día Internacional del Dulce de Leche


El dulce de leche, un clásico ingrediente de la repostería nacional, celebrará su día aunque los productores se quedaron con las ganas de un gran festejo en torno al Obelisco porteño, pues las actividades por los Juegos Olímpicos de la Juventud no dieron tiempo a la organización. 

«Para el año próximo esperamos poder acordar con la Ciudad una fiesta en la que nos gustaría iluminar especialmente el Obelisco y también sumar a Cocineros Argentinos», anticipó a Télam una fuente de la Cámara Argentina de Productores de Dulce de Leche y Afines (Capdlya). 

La entidad destacó que los argentinos son los principales consumidores mundiales de esta «exquisitez, que no falta en ninguna mesa» y que disfrutan «todos por igual», tanto chicos como adultos de cualquier edad. 

«Lo podemos saborear en caramelos, bombones rellenos, chocolates, arrolladitos, con flanes, con budín de pan, con churros, con facturas, en cañoncitos, bombitas, merengues, tortas, helados, panqueques y en los infaltables alfajores, con unas tostadas» y también «de a cucharadas», resumieron en un comunicado. 

La Capdyla señaló que este dulce es elaborado «leches de vacas Holando y Jersey y también de ovejas, cabras y búfalas, y que se presenta en sus variedades tradicional, familiar, repostero, heladero y alfajorero. 

Aunque el dulce de leche es considerado como un invento argentino, se lo puede encontrar en otros países, entre los cuales varios también se atribuyen el mérito. 

El producto es conocido como doce de leite en países de habla portuguesa; milk sweet en inglés; confiture de lait en francés; fanguito en Cuba; cajeta en México -tienen una variedad específica de Celaya que combina leche de cabra, azúcar morena y canela- y radaby en India, de donde pasó luego a los países árabes.

Leyenda del dulce de leche:

En Argentina hay un relato popular, que luego se convirtió en “La Historia oficial” acerca de la invención del dulce. Cuenta la leyenda que el dulce fue producto de un hecho fortuito, en la ciudad de Cañuelas en 1829, durante una reunión entre el General Lavalle y el General Juan Manuel de Rosas, cuando una criada de la estancia olvidó la lechada (mezcla de leche y azúcar) al fuego. También se cuenta la misma historia pero con Napoleón y su cocinero como protagonistas, en un campo de batallas, en otras tierras.